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La importancia de la emoción que expresas

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Un elemento fundamental para que consigas incrementar las ventas viene dado por la influencia personal que seas capaz de generar sobre tus clientes. Si eres una persona influyente, venderás más. Así de claro.

La buena noticia es que ser influyente se aprende. Hay diferentes aspectos de ti que contribuyen a generar una mayor influencia.Y puedes entrenarlos.

Uno de estos elementos, quizá el más importante, son las emociones que proyectas hacia tus clientes. Las emociones que tienes no sólo las sientes tú, sino que también las perciben tus cliente, de una forma más o menos consciente. Las notan. Incluso, a veces, se dan cuenta de ellas más que tú mismo/a.

Todos hemos tenido alguna vez contacto con vendedores/as que parecía que ese fuese el peor día de su vida. También hemos interactuado con vendedores/as que transmitían positividad y buen rollo, ¿es así?

En este vídeo vemos cómo la expresividad de las emociones positivas consigue que niños pequeños den el paso a lo que ellos creen que es lanzarse a un gran abismo. Del mismo modo, la expresión de emociones negativas ahuyenta a los niños.

Con los adultos pasa algo similar. Proyectar una emoción positiva facilita que el cliente “se arriesgue” a comprarte. Proyectar emociones negativas hace que el cliente huya.

Este aspecto es uno de los que tocamos en la primera parte del curso de técnicas de venta del Centro ARCO. Si quieres aprender en profundidad cómo ser más influyente y vender más, sigue todo el  curso a través de www.centroarco.com

Fernando Pena Vivero Psicólogo experto en el comportamiento del consumidor

Fernando Pena Vivero
Psicólogo experto en el comportamiento del consumidor


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El día que una grapadora fue más importante que yo

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Entré por la puerta de aquel banco. Esa mañana apenas había clientes. Me alegré porque eso significaba que me iba a dar tiempo a mirar algún reglo para Navidad. Sé que todavía faltan unas semanas, pero luego se me echa el tiempo encima y voy con los nervios de no haber encontrado el regalo perfecto.

Al lado de la caja había un par de mesas. Una vacía y la otra con un trabajador de la oficina. Me sitúo junto a él, de pie. Aguardo.

Al cabo de un minuto me doy cuenta de que esa persona no había comenzado el típico ritual social que nos enseñan de pequeños: «Cuando alguien llega, saluda». Su mirada permanecía saltando entre la profundidad de la pantalla y el jeroglífico de números anotados en un papel, junto al teclado.

– Será que no me ha visto – pienso.

Así que decido moverme un poco. Al rato ya evidencio que sí me ha visto, pero que no tiene mucha intención de hacerme caso. Está claro que lo que tiene entre manos es importante. Más que yo, al menos.

Cinco minutos de pie después, ya me hacen pensar que algo pasa.

Grapa los papeles, justo en el momento en donde pienso que ya soy alguien para esa persona. Coge uno de un cajón y lo une con otro que se le había caído al suelo. Los grapa en lugar de dirigirme la mirada. Grapa otro, y luego la vuelve a llevar al teclado, junto a la pantalla.

Tiqui … tiqui…. tiqui…. tiqui…..

Pasan cinco minutos más de reloj, con cada segundo buscando ese contacto de miradas que te permita socialmente inicial una conversación.

Llega el momento en donde pienso que me paso de educado por no interrumpir su trabajo. Cualquier otra persona habría dicho: ¿Me puede atender?

Los siguientes dos minutos estuvieron dedicados a llegar a adivinar si obra él peor al no saludarme o yo si le interrumpo su trabajo.

Antes de llegar a una conclusión sobre tal cuestión, él levantó la mirada y me dijo:

– ¿Le puedo ayudar?

Yo asentí con la cabeza al tiempo que exponía el motivo de mi visita. Acto seguido me invitó a sentarme, 16 minutos después de haber entrado por la puerta. Más tiempo del que dedicó a despacharme.

Al levantarme alargó su mano para despedirme de mí. Cuando teníamos las manos cogidas, él llevó la vista a su grapadora. Yo la miré también.

Fue la última vez que vi esa grapadora.

 

 

Autor: Fernando Pena

 

Artículo con Licencia Creative Commons. Permitida la reproducción citando la fuente.

 


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Objeciones: ¿Dudas o excusas?

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Enfrentarse a las objeciones de un cliente en un proceso de venta es una parte del proceso de ventas que los comerciales hacemos a diario.  La experiencia y la formación te facilitan el trabajo de dar respuesta a un número de objeciones, que obviamente son limitadas siempre y cuando sean dudas y no excusas.

Creo que es importante diferenciar entre dos tipos de objeciones: las dudas y las excusas.

En la conversación con los clientes es necesario detenerse un momento y preguntarse, ¿lo que me está diciendo el cliente para decirme que no me quiere comprar, es realmente una duda o es una excusa?

Las dudas son objeciones razonables que puede tener el cliente por diferentes motivos como el precio, inseguridad en la empresa proveedora, falta de feeling con el comercial, carencia de alguna característica del producto que considera necesaria… Todas estas objeciones y muchas otras que pueden surgir en el proceso de venta son limitadas y pueden les puedes dar una respuesta eficaz.

La diferencia de las dudas y las excusas es que en esta última el cliente no tiene ningún interés en el producto o servicio. En estas circunstancias caben dos posibilidades; intentar generar un interés en el cliente potencial, pero no morir en el intento, o directamente poner fin de una manera elegante a la presentación y no perder el tiempo.

El tiempo es un valor al alza en esta sociedad en la que todo va tan deprisa así, que no lo pierdas  😉


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vendedora

Trata a tu cliente como te gustaría que te trataran a ti

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Tengo la suerte de trabajar en un ambiente fructífero. Tanto, clientes, compañeros, colaboradores, todos estamos expuestos constantemente a información. Creamos un ambiente idóneo para el desarrollo personal y profesional.

Ayer fue un día intenso de trabajo. Pero muy enriquecedor en el que todo el equipo  conversábamos sobre la definición de una atención al cliente óptima, cuando alguien dijo la frase “Trata a tus clientes como te gustaría que te trataran a ti”.

Al levantarme esta mañana, esta frase me daba vueltas y vueltas en la cabeza. Creo que define exactamente lo que creo que es una buena atención al cliente.

Actualmente, el cliente tiene acceso a una gran cantidad de información. Por ello, el comercial debe convertirse en un asesor honesto que le ayude a procesar y seleccionar la información que más se adecua a sus necesidades. El comercial no debe actuar como un charlatán capaz de vender cubitos de hielo en el Polo Norte, sino como un técnico cuyo conocimiento y habilidades faciliten establecer relaciones de confianza con sus clientes.

En definitiva se trata de llevar a cabo un tipo de venta más humana. En la venta la pasión por lo que hacemos y la dedicación por ayudar al cliente a resolver su necesidad deben ser los objetivos que nos guíen.

No solo te ayudará a vender más. También te ayudará a disfrutar más de tu trabajo.

No olvides nunca: “Trata a tu cliente como te gustaría que te trataran a ti”.

 


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vendedor

Seducir al cliente pero, no incomodarlo

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Un día a la semana ando desde la Estación del Norte a la Plaza del Ayuntamiento. Quien conozca Valencia sabrá que es un recorrido corto pero, con mucha vida y cada 10 metros, un captador de socios de alguna ONG te intenta parar. Admiro y respeto profundamente la dura labor que hacen estos jóvenes porque deben luchar con mil “¡No!” a diario…

Sé que los preparan para asumir las negativas, que tienen claras sus ratios y muchos de ellos desarrollan grandes técnicas para desempeñar sus funciones pero, en general son jóvenes con otras aspiraciones, que no esperan hacer de la venta su profesión sino una solución temporal.

Ayer entre todos estos jóvenes, tropecé con uno que era un verdadero vendedor y desplegó todas sus habilidades para seducirme, captó mi atención y despertó mi curiosidad tanto, que por un momento dudé sí quería venderme su producto o ligar conmigo… Mi respuesta:  mirar al suelo y decir “gracias, no me interesa”, y continúe mi camino.

Como vendedores tenemos que ser expertos en leer el lenguaje no verbal de nuestros clientes. Su lenguaje no verbal nos va a comunicar si estamos siendo amables, o si hemos perdido la conexión con el cliente.

El tiempo que nos mira a los ojos, la sonrisa sincera y el asentimiento con la cabeza son tres de las señales que no debes de perder de vista. Todas ellas son un claro indicador de cuándo uno está resultando agradable, o cuándo se está haciendo pesado.


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Venta Consultiva

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Puntos principales de la Venta Consultiva: crear confianza, centrarse en el cliente, evaluar las necesidades del cliente y diagnosticar soluciones.  El valor de tus propuesta es directamente proporcional a tu capacidad por personalizar cada una de ellas.

Venta consultiva = ayuda a tu cliente a desarrollar positivamente su negocio.

Escrito por: Susana Sánchez

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El curso online de ventas estará disponible en inglés e italiano.

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Fruto de la buena aceptación que está teniendo el curso de técnicas de venta del centro ARCO en el mercado hispanohablante, el Centro ARCO acaba de aprobar una inversión para la traducción del curso a inglés y a italiano.

Con ello, el curso ARCO de técnicas de venta se ofrecerá a un mercado mucho más extenso, y muchos alumnos de diferentes países podrán disfrutar del curso de ventas, que en la actualidad se ofrece solo en español.

La integración del curso con el nuevo idioma estará lista para el 1 de enero de 2016. Desde esa fecha, nuestros alumnos podrán elegir si realizar el curso en español, en inglés o bien en italiano.

«Desde el 1 de enero de 2016 el curso de ventas
estará disponible en inglés e italiano»

Es también una oportunidad para aquellas personas que además de aprender técnicas de venta quieran perfeccionar su ingles o italiano en la parte del idioma más vinculada con el mundo de las ventas.

Para efectuar la matrícula en cualquiera de los nuevos idiomas, bastará con entrar en www.centroarco.com y seleccionar el idioma en el que se desea cursar.

curso de ventas en inglés


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Los pequeños detalles

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Vende que no hagas esperar. Vende que sonrías al comenzar. Vende que tu mano esté seca, tu mesa recogida y que me dejes comenzar a hablar. Que me invites a sentar. Vende que me ofrezcas café, aunque no tome café. Vende tu ropa limpia. Que me escuches sin ni siquiera mirar la luz de tu móvil que anuncia una llamada. Vende que me mires a los ojos, como persona que soy. Que tu despacho huela bien. Que tengas plantas, vivas. Que no haya ruidos fuertes, y así me escuches bien. Vende que me ofrezcas tu tarjeta. Que tomes nota de lo que te digo. Que tu letra sea legible también para mí. Que me hables con la calma que yo te hablo. Que cierres la puerta. Que digas mi nombre, y me dejes saber el tuyo. Que me des una respuesta segura. Que tus argumentos sean convincentes. Que gestiones bien el tiempo, y que me acompañes hasta tu puerta. Y de lo que más vende es que, antes de irme, me desees un buen día. De corazón.

 


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6 Consejos para una visita comercial

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Llevo muchos años trabajando como comercial y muchas son las anécdotas e historias que puedo contar, algunas de ellas te podrían dejar perplejo y otras seguramente las has vivido en primera persona.

Vamos a dejar el anecdotario para otra ocasión, que tendremos tiempo y  como creo que  tú estás aquí para aprender e implementar tus habilidades comerciales empezaré por 6 pasos a seguir en una visita comercial:

  1. Mantén una actitud positiva durante todo el proceso de venta, el optimismo vende y ofrece confianza y seguridad tanto al cliente, como a ti mismo. La sonrisa abre puertas!!!

Además, recuerda que cada “no” te acerca más a tu próximo “sí”.

  1. Conoce a tu cliente potencial. Actualmente, es muy sencillo indagar en la red sobre nuestro cliente: su cultura empresarial, servicios y productos, estructura organizativa… Analiza los datos y empléalos para hacerle preguntas que te aporten información así, podrás despertar su interés con una oferta adaptada a sus expectativas.

No pierdas el tiempo de nadie, es lo único que nunca vuelve

  1. Práctica una venta humana y cercana. Aunque tu cliente sea una gran corporación tratamos con personas; recuerda su nombre y utilízalo, interésate por él/ella o por algún detalle que te haya comentado en algún momento, encuentra tu afinidad con esa persona y consigue que se sienta cómodo e importante para ti.

A todos nos gusta que nos hagan sentir importantes y apreciados.

  1. Ofrece a tu cliente información concisa, veraz y útil.

Recuerda que la gente no compra servicios sino soluciones

  1. Durante la visita mantén un feedback con tu interlocutor, si la comunicación no es fluida puede utilizar algunos recursos como: ¿Qué te parece? ¿Encaja en tu proyecto? ¿Se ajusta a tus expectativas? Escucha atentamente sus respuesta y se hábil para extraer más información.

Un buen comercial debe saber escuchar

  1. Si ves ocasión plantea un cierre de venta, sino es posible cuando te despidas busca un motivo consistente para retomar el contacto en un tiempo limitado. Averiguar alguna información que le genere interés al cliente, cerrar una visita para otro día o quedar en llamarle en unos días para ver si le ha surgido alguna duda sobre la reunión mantenida, pueden ser buenos recursos.

Es importante dejar huella y que te tengan presente

Susana Sánchez Sánchez-Molina. Consultora de Formación y colaboradora del Centro ARCO


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¿Por qué hoy se habla tanto del ROI de la formación?

Hoy en día los mejores centros de formación se esfuerzan porque sus cursos tengan un buen ROI. Han empezado a introducir este término dado que saben que cada vez más las personas y empresas toman decisiones de dónde invertir su dinero en función del retorno que le vaya a generar ese gasto. Esto es, deciden invertir dependiendo de los beneficios que vayan a tener después de la dedicación de su tiempo y su dinero a ese proyecto formativo concreto.

Cuando hablamos en formación del ROI (return of investment) nos referimos a la medida en la que tú ganas cosas gracias a los conocimientos que has adquirido a través de una formación. El ROI se suele obtener por dos vías. La primera de ella es una vía de desarrollo y crecimiento personal. Formarte te aporta estar más satisfecho, más preparado y más motivado. Se debe a que sabes cómo obtener mejores resultados y manejar con más eficacia determinadas situaciones. La segunda de las vías es una vía económica. El ROI en esta vía significa obtener más beneficios gracias a poner en práctica los conocimientos que has adquirido en el curso. En esta segunda línea el retorno de la inversión implica que al llevar a cabo los conocimientos adquiridos tienes que ganar mucho más dinero. Más del que te ha costado la formación. Si eso se produce, tu formación habrá tenido un buen retorno. Para ello, los resultados de un curso han de tener una serie de características concretas:

  1. Su aplicación ha de ser fácilmente observable. Los comportamientos de un trabajador formado deben de ser claramente diferentes de los comportamientos de un trabajador que no ha sido formado.
  2. Ha de subsanar carencias o áreas de mejora dentro del puesto. Esto es, los conocimientos adquiridos han de cubrir necesidades reales del trabajador.
  3. Los resultados tienen que poder medirse. Es la más importante. Debe existir la posibilidad de cuantificar numéricamente los resultados de la formación, ya sea a través de cuentas de resultados, balances económicos, encuestas de satisfacción a clientes, u otros medidores.

Un buen curso de técnicas de venta ha de ofrecerte un ROI claro y fácil de alcanzar tras la formación. Para ello, el curso ha de hablarte de técnicas concretas que puedas poner en práctica con tus clientes. Ha de ser tan aplicable que, cuando estés hablando con un cliente, deben de venírsete a la cabeza técnicas concretas que hayas visto en los textos o vídeos del curso. Al aplicarlas tienes que conseguir que el cliente te compre, y se marche muy satisfecho con el trato que le has dado.

Cuando analices cursos de técnicas de venta, pregunta por cómo van a garantizarte un buen ROI. En un plazo no superior a 6 meses un curso de 200 € debe hacer que ganes al menos 200 € más de lo que ganarías si no hubieses realizado esa formación comercial. Los buenos cursos de técnicas de venta ofrecen retornos de más del 500% sobre el coste del curso.

Hacer un curso así merece la pena.


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